Ella respiró el aire que ahora exhalo
en una época perdida en el tiempo,
un instante apenas ha pasado
en el devenir del universo.
Ella posó sus pies descalzos
sobre la misma tierra que contemplo
y aunque su calidez se haya ya enfriado
mis sentidos pueden aun verlo.
Todo tiempo lejano
es apenas un momento,
relatividad de lo cercano
en la inmensidad inmersos.
Ella me habló rezando
y ese sonido pequeño
en un lenguaje extraño
el tiempo transformó en estruendo.
Llegó hasta mi alma
y hoy me tiene preso,
mi vida emparejada
por siempre a su recuerdo.
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