Ella quiso tocar el alba,
acariciar el aire y el cielo,
quiso tocar la mañana
para guardarlos en su recuerdo.
Sus manos acariciaban,
suaves como velos,
el aire que la rodeaba
sin poder percibir su anhelo.
Inmaterial lo que ansiaba,
sólo perceptible por el ingenio
aunque ella se afanara
no se puede tocar el firmamento.
Sólo sentir que la embargaba
un potente sentimiento
cuando contemplaba en calma
el esplendor de lo bello.
Y precisó recogerlo en palabras
escritas con amor y celo
y se convirtió en cigarra
cantando, cantando al viento.