dueño de callar lo que debo,
esclavo de las palabras que hieren,
condenado al pronunciar un sueño.
Soy propietario absoluto de lo que siento,
hipócrita mostrando otros pareceres,
por quedar por el mundo absuelto
escondo en mi mis papeles.
Necesito tomar aliento
cuando sin mentir oculto el no debes,
escondrijos en mi alma abiertos
que guardan a quien en realidad eres.
Nadie conoce mis secretos,
mis altísimas paredes,
tras muros firmes y pétreos
se extiende el jardín de los placeres.
Edén a los ojos oculto,
a los oídos sordos, huestes,
cabalgando por un valle profundo
sin eco que anuncie su suerte.