lunes, 29 de agosto de 2011

MUJER IDOLATRADA

Deposita tus ojos en mi figura,
háblame sin decir una palabra,
transmíteme toda la ternura
con el solo poder de tu mirada.

Y ese enigma tan profundo
que ocultas en tu alma
se muestre a mi sin tapujos
desvelando su magia.

Estrecha tu mano con la mía,
siente el calor que emana,
toda mi energía
expuesta a tu fragancia.

Quiero respirar tu vida
en un instante de gracia,
ser el aire que te acaricia
invisible y desnudo a tu mirada.

Existir para tu nombre
cuando tus labios me nombraran,
ser frente a ti un hombre,
mi mujer idolatrada.

UN JURAMENTO

Te juré que lo haría
y aferrado a ese pensamiento,
sumido en agonía
por no faltar a tu recuerdo.

Asumí la tortura
de dejar el tormento
de la droga dura
a la que estuve sujeto.

Tentaciones absurdas
despertaban mi deseo
de correr en su busca
y engancharme a su aliento.

Pero estar a la altura
y no traicionar un juramento
me liberó de la atadura
de su maldito infierno.

Gracias por creer en mi,
por confiar en mi temperamento,
gracias por apostar uno contra mil,
por mi voluntad y tu silencio.

UN REFLEJO

Cuando observo el reflejo
que el espejo me devuelve
y contemplo lo que veo
como si no lo conociese.

Y catalogo su miedo
y recorro su frente,
miro a un prisionero
que desconoce su suerte.

Que no sabe si es bello
ni que papel tiene,
me mira desde el espejo
y mi alma retiene.

Cuando observo su rostro
perlado de fiebre,
sus labios rotos
por fríos hirientes.

Pobre hombre pienso,
si yo ese fuese
viviendo un infierno
cubierto de nieve.