martes, 28 de agosto de 2012

JIRONES


Me dijiste nena
que me seguirías,
me ofreciste tu cuerpo y tu alma,
cuando solo querías
perseguir mis pasos con tu mirada.

Te embarcaste nena
en una aventura peligrosa,
tenías tu mente ocupada,
te creías una diosa
que consigue todo lo que abarca.

Heridas en el intento,
labios rotos de besar sal,
desgastaste tu aliento
por intentar llegar.

Y lo que me dijiste niña
no cumplirás jamás,
pusiste tu vida en peligro,
pusiste tu semilla en el mar
y tu cuerpo sin abrigo.

Olas contra escarpado acantilado,
olas rotas en jirones de espuma,
no es tuya mi obra,
rompiste tu corazón por tocar la luna
y cubriste tu amor con sombra.

Heridas en el intento,
labios rotos de besar sal,
nena caminando por el desierto
suplicando siempre por llegar.


LIBRO EN BLANCO


Te entrego un recipiente de eternidad
donde dentro todo cabe,
sujeto por la mortalidad
desde que nací hasta que acabe.

Te doy un libro en blanco
donde todo está por decir,
donde quede grabado
tu modo de sentir.

Te entrego mi vida entera,
toda ella para ti
por ser la que eligiera
mi alma para existir.

Cuida lo que te doy,
ámalo, quiérelo, si.
El camino por donde voy
depende en parte de ti.

Escribe con letras de oro
en el libro que te di
y guárdalo como un tesoro
porque sobrevivirá a ti.

Álzalo hasta el infinito,
apiádate de mi,
no lo escondas en el olvido
para que permanezca sin fin.

LUNA DE VERANO


Baña la luz de la luna
con su plata mis sentidos,
ilumina toda mi alma
como alumbra al silencioso río.

En esta noche callada
despertando al olvido,
dejando mi mente despejada
para percibir su brillo.

Contemplo mudo su mirada
desde la hierba tendido
observando su pálida cara
como el cutis de un nacido.

Todo está oscuro y quieto
en esta noche de estío,
mi corazón está inquieto
a la vera del río.

Impregnándome de la luna
con nombre femenino,
cautivando como ninguna
el imperio de mis sentidos.

Enigmática y pura
conquista los latidos
de mi corazón que aúlla
como un lobo por su brillo.

ATADO


Sujeto a un no,
si quiero.
Sujeto a un quizás,
puede que mañana.
Sujeto a una oración,
lejano recuerdo
que impregnó mi vida
y tocó mi alma.

Sujeto a un tienes,
no lo quiero.
Sujeto a un no puedes,
eso anhelo.
Sujeto al cielo
de donde vinieres
que marcó el camino
que recorrer debo.

Vivo anclado en tierra,
mis manos atadas
por ligaduras estrechas
que les infringen llagas
y no les permiten tarea
para la que fueran creadas
dejándolas prisioneras
del anhelo del alma.