de producción inexistente,
poniéndose las medallas
que trabaja otra gente.
Bajo el yugo de su nombre
ejercita su mandato
por ser hijo de un hombre
merecidamente admirado.
Su único valor
lo obtuvo con su nacimiento
no siendo portador
de más merecimiento.
Y a sus órdenes manda huestes
de ilustres y afanados
comandadas por la peste
que infecta lo ordenado.
No sabe ser un rey
ni tampoco ser esclavo,
sólo sabe vivir con sed
libando siempre del de al lado.