si no quiero,
si no creo
debo creer,
porque va en contra el pensamiento
a lo que debe ser.
Porque desconozco lo que tengo
y lo que tengo me hace temblar,
risas de loco y loco palpitar
cuando asoma en mi sentimiento
ese traidor que al despertar
se apodera de mi lamento.
Y si se que acaba por llegar
que sin pudor muestra su rostro,
que contemplarlo me vuelve loco,
que es lo que puedo esperar
que transcurra de otro modo
y no se deje mostrar.
Porque debo poseer
y no tengo,
y lo que poseo
no quiero tener,
sólo él y mi pensamiento,
sólo yo y sólo él.