Quema como el fuego
y un gemido de placer
se escapa de su aliento
haciéndome estremecer.
Inunda mi intelecto,
se apodera de mi ser
y sumergido en su deseo
me arrastra en su sed.
Y en un abrazo férreo
me sujeta a su vaivén,
amante siempre preso
atrapado en su querer.
Me abraso allí dentro
aferrado a su piel
sin hacer ningún intento
por soltar ese cordel.
Tortura de un momento
disfrazada de mujer
quemando como el fuego
y sin agua para beber.
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