Quien puede entrar en mi
y ordenar mi habitación,
poner paz y armonía
en mi corazón.
Nadie puede contemplarme
como me veo yo,
ni sentir como yo siento
ni pensar sin razón.
Nadie vive mi locura
a veces si y otras no,
nadie tiene la cura
que sane mi interior.
Quien puede mirar al cielo
y llorar de emoción
y sentirse ciego
en un mundo de color.
Nadie es el elegido,
ni él, ni tu, ni yo,
cada uno por un camino
que termina en un adiós.
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