Eres fruto de mi desprecio,
fuente inagotable de agonía,
marcada por la avaricia
que provoca todo tu deseo.
Y te hace insufrible egoísta,
por saciarte lo más rastrero,
siempre tu siendo lo primero
y los demás siervos de tu vida.
Y eres infeliz sin freno,
nada sacia tu sed maldita
y te muestras odiosa diva
que sólo ama el dinero.
Monedas que no compran dicha,
billetes sin compañero,
aun teniendo rostro bello,
con quien compartir tus reliquias.
Eres diana de mi desprecio
por no entender la vida
compartiendo la alegría
como el mejor regalo del cielo.
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