Desde que nací
me estoy muriendo,
poco a poco
me acerco al cielo.
Y no me queda más
que el sutil consuelo
de cerrar mis ojos
esperando el encuentro.
El saber que estarás
al final del trayecto
y me apoyarás
mientras intento recorrerlo.
Yo sé que me das
lo que soy y espero,
que me salvarás
cuando caiga al cieno.
Dios pon tu mirar
en mi duro sueño
y hazme despertar
cuando haya muerto.
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