Pierdo el sentido
envuelto en la bruma,
soplado por el silbido
del viento en la noche.
No percibo el sonido
que alrededor retumba
sólo escucho el ruido
de mi corazón, su redoble.
Aún siento lo vivido
entre la penumbra
que acapara el latido
que repite mi nombre.
Soy yo el elegido
que la ausencia busca
para llevarme consigo
a un lugar sin norte.
Donde nada es sabido,
donde todo bulla
sin concierto ni sentido
impactando en mi porte.
Pierdo lo conocido,
que de mi todo huya
y vuele mi espíritu
libre, en paz y en derroche.
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