Sumergió su cuerpo en el agua
sin saber que en el líquido elemento
iba a ahogar sus alegrías y penas
por no poder respirar dentro.
La vió atractiva y serena,
envolventes sus ondas diciendo
ven y calma tu consciencia
entre el vaivén de mi sustento.
Primero introdujo sus piernas
con cuidado y respeto
y cuando sintió su caricia tierna
sumergió el resto de su cuerpo.
Quedó atrapado en tibieza,
en amodorrado sentir durmiendo
y poco a poco perdió la cabeza
entre la atracción de su misterio.
Y fueron ahogándose sus ansias,
se suicidó sin pretenderlo
por quedar atrapado en aguas mansas,
ríase el mundo de lo sereno.
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