con la piel magullada
contra las ventanas
del palacio que quisiste sostener.
Pero ya se derrumbaba,
la tormenta arreciaba
y tu alma empapada
no lo pudo contener.
Tu vida, tu palacio.
Tu familia, tu alma.
Tu música, el espacio
donde descansa tu karma.
Alguien vapuleó el mundo,
alguien te hizo retroceder,
alguien supremo sostuvo
en sus manos tu ser.
Y con él jugó un rato
y lo hizo enloquecer,
y luego de él harto
lo arrojó sin prever
donde caería su alma
que agonizaba de querer.
Así que ahora callas,
tu garganta enmudeció.
Ya no te quedan palabras,
desgastaste tu voz.
Sólo te conformas con recibir
un poco de refugio, prisionero del amor.
Donde te amen sin pedir,
sin preguntar, sólo porque si.
Y el amor,
¿dónde está el amor?,
¿dónde la frontera del dolor?.
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