todo el discurrir de una vida,
un instante tan solo
en el que el tiempo no tiene medida.
Lo que se vive con gozo,
con penas y alegrías,
el mayor de los destrozos
o la mejor de las dichas.
Todo tan sólo es un instante,
una insignificante fracción maldita,
para nada determinante
y ni siquiera advertida.
En la inmensidad del todo,
donde todo tiene cabida,
donde el hombre como el lodo
ni siquiera es una brizna.
Nos sentimos importantes,
únicos dejando heridas
que marquen con cicatrices sangrantes
nuestro paso por la vida.
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