Satisfacción nena,
llegado el momento
felicidad eterna
aún quebrando el juramento.
No es venganza princesa,
es justicia de los cielos,
el que mal hiciera
lo pague con lamentos.
Si jugaste traviesa
con mis sentimientos,
ahora eres presa
de tus divertimentos.
Y te hacen llorar pequeña,
herida y sin consuelo,
amor depositado en fugaz estrella
que se desvanece en fuego.
Y ese juramento que pesa
como losa de cantero,
de amar sin recompensa
ni venganza por perderlo.
Quedó tirado en tierra
con el devenir de los tiempos,
paz por siempre eterna
con su amargo beso.
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