Chantajeas mi corazón,
torturas mi mente,
insultas a mi razón
con tu egoísmo hiriente.
Dices que me amas,
esclavo de tu pasión
soy sólo tu víctima
enganchado a un ciclón.
Primero es tu amor
después tu capricho latente,
luego tu razón
y más tarde tu razón ausente.
Nada valoras
porque todo tienes
y lo que te estorba
arrojas de tus redes.
Pintas con carbón
los colores en la nieve,
te quieres sin control
controlando a la gente.
Has perdido la fe,
tu espíritu a tu servicio
y todo mi entender
destruido por tu vicio.
Y ya no hay amanecer
que prometa un nuevo día
que disipe mi padecer
por tener esta agonía.
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