sujeto por cuatro paredes
del que soy dueño infinito
por ser quien lo sostiene.
Es un compañero invisible
de estruendosa presencia
que me acompaña inflexible
como cuando viajo una maleta.
No me abandona nunca,
no hasta que yo muera
y permanezco en la duda
si luego de mi se fuera.
A veces es mi gloria,
otras mi tormento
y mi trayectoria
depende siempre de su comportamiento.
No lo puedo dejar,
está ahí aunque no lo veo,
es parte del azar
que me ató a su encuentro.
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