Nadie la puede poseer.
Es como una estrella en el firmamento,
libre para contemplarla pero sin dueño.
Puedes compartir tu vida con ella,
puedes disfrutarla, amarla, quererla,
pero jamás podrás poseerla
porque no se puede ser amo de una estrella.
Puedes contagiarte con su brillo,
puedes impregnarte de su luz,
puedes bañarte como un chiquillo
en su mar azul.
Puedes apoyar tu sombra
contra la suya,
puedes escucharla cuando nombra
su amor por el alma tuya.
Pero no puedes ser su dueño,
no se puede poseer el cielo.
Sólo se puede sentir a un ángel
cuando ha descendido hasta tu cárcel.
Confórmate con contemplarla,
confórmate con vivirla y amarla.
Tienes más de lo que nadie tiene,
tienes la seguridad de que te quiere.
Afortunado de entre todos los hombres,
agasajado constantemente con flores.
Un ángel ha caído en tus brazos,
alza hacia Dios tus manos.
¿Quién será de esa mujer dueño?.
Nadie puede cumplir ese sueño.
Sólo tu eres el elegido
como si fueras de Dios hijo.
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