estando sin estar,
de antaño su esplendor
oculto bajo el mar
que nubló su condición
bajo un potente elixir.
Sin reconocer el mundo,
riendo sin reir,
muerto en vida,
sus ganas de vivir
perdidas en la neblina
que dejó su ente oculto.
Gloria al que fue,
honores al que marchó,
al que ya no volverá
a recorrer la senda que eligió
porque no recordará
el prodigio que su ser fue.
Enfermedad despiadada
que en guiñapo dejó
a un alma sin igual,
a un intelecto mayor,
que sin dejar de ser mortal
a vegetar le condenara.
Y no derramará lágrimas
por ser de todo inconsciente,
sólo sus seres queridos
son conscientes de su suerte
dañando sus sentidos
por ver al que fue envuelto en sábanas.
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