las manos en los bolsillos,
contemplando de soslayo
como quien no quiere el camino.
Los vaqueros desgastados,
camiseta de niño pijo,
tras cristales tornasolados
ojos de un azul muy limpio.
Y camina por mi barrio,
a la misma hora por el mismo sitio,
veloz como el horario
que marca su andar cansino.
Niño eterno en cuerpo de hombre,
adolescente refugiado en mimo,
caminando con su porte
por mi calle frente al balcón mio.
No es más que una fotografía,
una vida encerrada en vaqueros
cuando cruza la avenida
dejando para mi su reflejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario